“Vespa The Resistance 24h”: la carrera desde dentro con un prototipo eléctrico
“Vespa The Ressistance 24h”, o como se denomina abreviado, VTR24h, es la carrera de resistencia en Vespa más exigente del planeta y ha tenido lugar, en su edición 2023, el pasado fin de semana en el circuito internacional de Zuera, Zaragoza. Como bien dice Bego Calvo, nuestra “piloto de cabecera” que suele contarnos sus vivencias desde dentro de cada competición en la que participa, “es una prueba internacional porque allí hemos compartido pista participantes alemanes, italianos y nacionales”.
Una peculiar “torre de Babel” cuyo objetivo ha sido, como no podía ser otro en una prueba de resistencia, finalizar la carrera; la cuestión es hacerlo lo más arriba posible en la clasificación, para lo cual el siguiente objetivo es obvio: completar más vueltas que tus rivales.
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“Vespa The Resistance 24h”: ¿se puede participar con una eléctrica?
Si ya de por sí una prueba “endurance” es todo un reto, hacerlo con un vehículo eléctrico añade mayor incertidumbre a la carrera. El equipo We Are Vespark ya lo intentó años atrás con un plantel femenino y suerte dispar. Este año el fallo de una de ellas ha propiciado que Bego Calvo pasara a formar parte de la estructura catalana… a solo dos días del comienzo.
“No me lo esperaba en absoluto”, nos confiesa Bego, “pero nunca había participado en una carrera de 24 horas y ni me lo pensé cuando me lo propuso mi amiga Sara Román”. Recordemos que Sara y Bego ya fueron compañeras de equipo durante su participación en la Moto Guzzi Fast Endurance 2022.
En este caso no se trataba de una resistencia rápida, sino de una carrera “endurance” con todas las de la ley; nada menos que 24 horas sin parar con un equipo de 6 chicas a los mandos de un prototipo de Vespa eléctrica desarrollado por un equipo de ingenieros con sede en Barcelona.
La respuesta a la que hacíamos referencia sobre si se puede participar en la VTR24h con un proto eléctrico… la respuesta es sí y no: sí porque la moto en cuestión es una Vespa, y no porque la organización no ha dispuesto una categoría para que figure en el palmarés de la prueba, de modo que los tres equipos “eléctricos” en liza no se llevaron un trofeo a casa…
VTR24h: todo es nuevo
Para Bego Calvo todo era nuevo y la mejor forma de enfrentarse a la realidad fue afrontarlo con todas las consecuencias: “Cuando me presenté el viernes en el circuito me sorprendieron varias cosas, entre ellas la cantidad de participantes, el ambiente tan auténtico y diferente de la acampada… y lo bien que suenan estas 2T, entre otras cosas porque las hay ‘alicatadas hasta las cejas’. Una pasada”.
Un circuito nuevo para una carrera inédita en su caso, a los mandos de una moto que nunca había pilotado… “Sí, todo de primeras con mucha información que procesar. Había subido una vez en mi vida a una Vespa pero no recordaba ese tacto tan particular del scooter que, por cierto, no tiene mucho en común con el proto eléctrico del equipo We Are Vespark”.
Así fue como dio las primeras vueltas con la peculiar vespa eléctrica durante los entrenamientos libres del viernes, ya completamente de noche y un alumbrado “peculiar” en ciertas zonas del trazado aragonés; otra novedad para la piloto madrileña que se adapta como puede a las circunstancias.
Cronos, salida y… ¡gas!
Fueron apenas 15 minutos de toma de contacto durante la noche del viernes y algo menos en los cronometrados del sábado. Solo quedaba realizar la salida tipo “Le Mans” para la que había sido elegida Silvia Sosa, abriendo la carrera. El orden de relevos continuaba con Uxua Orcoyen, Marta Herencia, Sara Román, Bego Calvo y Silvia Izquierdo cerrando el bucle.
La primera salida a pista fue la de la locura de cada equipo por situarse en los puestos de cabeza y marcar los mejores tiempos que, en gran mayoría, quedaría registrados como tales tras finalizar la prueba, con motos y pilotos todavía “frescos”.
En el caso de Bego, fue con el paso de las vueltas y durante la segunda entrada a pista cuando consiguió su mejor registro. Como ella mismo nos cuenta, “esperaba encontrarme a la gente menos enchufada porque lo de aguantar tanto tiempo despierto y preparado física y mentalmente, solo lo veo posible dosificando… ¡Pero allí nadie parecía guardarse nada! Una cosa de locos, la verdad”.
Vespa eléctrica: prototipo suigéneris
Si ya de por sí una Vespa tiene sus particularidades, un proto eléctrico como el del equipo We Are Vespark aporta su ración extra de circunstancias a la que debía adaptarse Bego. Según afirma, “lo de no tener estribos es extrañísimo para mí, metida en un circuito. Pero si además tienes el cajón vertical de la batería justo enfrente, entre la trasera del escudo y las rodillas, ¿para qué quieres más? No iba especialmente cómoda y la posición a los mandos provocó tal tensión que acabé desinflada en el segundo relevo”.
Durante las primeras tres horas de carrera el equipo de chicas había sido capaz de cubrir las 100 primeras vueltas al trazado de Zuera, y mientras la posición inicial les situaba por encima del listón psicológico de los 40 primeros (de un total de 48 formaciones inscritas), poco a poco la constancia y el escaso tiempo de parada entre relevos, donde cambiaba la piloto a los mandos y la batería (instalando otra con carga al ciento por ciento), les permitiría ir escalado posiciones a medida que llegaba la noche.
Bego seguía reprogramando su cerebro para rodar con mayor confianza evitando, en lo posible, cualquier fallo que lanzara al equipo más abajo en la clasificación, con el agravante de dañar el proto… “No me quedó otra que ir probando vuelta tras vuelta, salvando a pilotos que me pasaban, en general, con mucho respeto; otros no tanto, pero de todo tiene que haber en cualquier parte. La verdad es que aunque se rueda con el cuchillo entre los dientes, los compañeros en pista agradecían cuando les dejaba pasar mientras hacía lo que buenamente podía…”.
“Me quedó claro que no era una Vespa cualquiera”, continúa Bego con su relato de adaptación al medio. “Había que tener cuidado con los frenos porque, sobre todo el trasero, se calentaba más de lo debido. Encima la retención al cortar no era excesiva, lo que hubiera facilitado las cosas en ese sentido, porque si se hubiera afinado el motor para que frenase más al cerrando gas las aperturas hubieran sido mucho más delicadas… Y eso, en una carrera de resistencia, en un circuito de 1.700 metros y dando más de 800 vueltas, la verdad, no se lo desearía ni a mi peor enemigo”.
Cae la noche y llega la solidaridad
El tercer relevo de Bego le llega con algo de adelanto, debido a que ha habido ajustes entre las chicas, las baterías y su autonomía. Así, nuestra piloto se presenta poco antes de la media noche ante la Vespa para que, una vez Sara llega al pit, cambien rápidamente la batería y vuelva a encontrarse con una pista iluminada por las unidades frontales LED de la Vespa proto.
“Aquello no es Qatar… y me refiero a la iluminación, no al ancho de la pista, que aquí es una pasada, dicho sea de paso”, afirma Bego entre sonrisas. “El problema era que en ciertas zonas del circuito te encuentras a pilotos que, en otra parte de la pista, te vienen casi de frente y, claro, su luz te desconcierta un poco. A eso súmale zonas casi de penumbra y tienes como ‘regalito’ un relevo de lo más animado… En serio, es una experiencia alucinante rodar de noche pero, la verdad, no la cambio por hacerlo a plena luz del día. Me resultaba más fácil hacer mis tiempos de ritmo con el sol arriba, pero como a la práctica totalidad de pilotos en general”.
Y con la noche, la necesaria ayuda prestada por los amigos y familiares de otras pilotos del equipo fue fundamental para Bego. Con gran entusiasmo por su parte, nos lo cuenta así: “Cuando acabé mi relevo de madrudaga, sobre las 4 de la mañana o así, tenía que regresar a la tienda de campaña para intentar dormir algo; eso sí, tenía por delante unos minutos de caminata. Mi sorpresa fue cuando me encontré a Merce, la madre de Sara Román, esperándome para acompañarme, como siempre, dándome ánimos y diciéndome lo bien que lo estaba haciendo… cuando podría haber estado durmiendo en su furgoneta tan tranquila hasta que su hija volviera a salir a pista. ¡Una gran mujer! Y mi mayor fan. Como también lo es Mikel, el padre de Sara, muy atento a cualquier cosa que necesitara, tanto como Carlos, el novio de la piloto… Ya ves, todos formamos un equipo increíble donde la buena gente demuestra lo que lleva dentro».
Amanece… que no es poco
El nombre de la afamada película de José Luis Cuerda ,”Amanece que no es poco”, nos sirve para relatar el siguiente gran paso, el regreso del sol a la pista. Bego lo relata con detalle: “Nada, no fui capaz de dormir más de 20 minutos seguidos cuando me avisan que tengo que estar lista para el siguiente relevo. No me lo podía creer. ¿Otra vez? Pero si no he descansado… La cuestión es que cada una de nosotras tenía que estar preparada para asistir a la que estuviera rodando en pista; no lo puede hacer nadie más. Y luego, pasados en nuestro caso unos 45 minutos, estar lista para retomar la Vespa y seguir dando gas”.
“Ya con la luz del día iluminando todo el trazado recupero un poco mis tiempos, dejando la sensación de frío nocturno y matutino para entrar otra vez en calor… incluso demasiado, porque los casi 30 grados de temperatura máxima no solo los sufrió nuestra Vespa, sino también cada una de las chicas del equipo. En fin, forma pate de la carrera el tono físico y mental. Toca aguantar, apretar los dientes y seguir concentrada al máximo”.
Con una velocidad de crucero apropiada para que la carrera finalice sin temor alguno, Bego y el resto de pilotos flirtean con las curvas y los baches en plena trazada como si no pasara nada, cada vez que la Vespa pisaba por allí. Según Bego, “… y menos mal que no miré el estado en el que se encontraba el neumático trasero. Parecía un slick al acabar la carrera. La verdad es que no sé si al abrir gas se movía por eso o porque el par del motor eléctrico era una pasada… No lo sé y prefiero no pensar en ello ahora que hemos acabado, las seis pilotos sanas y salvas, como debe ser, con la Vespa entera y en una posición en la clasificación general que no esperábamos ninguna de nosotras”.
Se acerca el final
Efectivamente, el equipo We Are Vespark finalizó en vigésimo sexta posición, habiendo llegado a rodar en el puesto 23 durante ciertas fases de la noche. Sin embargo, una vez más se demuestra que la constancia en el trabajo y un ritmo equilibrado impuesto por cada una de las pilotos del equipo han impuesto su ley, mostrando un resultado que supone un incremento en el número de vueltas respecto a la última participación de la escuadra, llegado a cubrir nada menos que 806 giros al trazado maño, sin incidentes. Algo fundamental en una prueba de resistencia.
Para asegurar el tiro, el equipo decide bajar a Bego de la Vespa haciendo un último relevo corto, ya que no quedaba muy claro si la batería le llegaría para ver bajar la bandera a cuadros: “Sí, me dijeron que mejor acabara mi tanda unos 20 minutos antes de finalizar la carrera para que Silvia Sosa cerrara el círculo que dibujamos el sábado, justo 24 horas antes. Lo hice de mil amores porque Silvia, como el resto de las chicas, se merecen el abrazo y el cariño más grande que se le pueda dar a una piloto que, además, es buena persona a más no poder. ¡Qué gran grupo se ha formado! Y qué bien lo hemos pasado. Logramos acabar sin caídas ni incidentes reseñables. Objetivo cumplido”.
Aunque como ella mismo dice, “… a veces durante ciertas fases de la carrera, notas que las fuerzas te fallan y piensas en el momento que dije que sí al equipo para participar en una carrera de 24 horas con una Vespa eléctrica prototipo pero, en realidad, son los claroscuros que aparecen en tantas y tantas horas de actividad, a veces frenética, otras de momentos de gran amistad y compañerismo… pero muy duro y exigente”.
Balance y broche final
A la pregunta de con qué momento, de todos los vividos, se quedaría ella para siempre en su recuerdo, esto es lo que nos contesta: “Mira, hay tantos que… A ver, me encantó el ambiente de los boxes y la acampada de nuestro grupo. Es gente que le gusta la moto y la competición, así que mejor que mejor. Además nos han tratado de maravilla a todo el equipo de chicas y si tuviera que quedarme con algo, es precisamente con la complicidad de la gente que te rodea en una carrera como esta. Nos ayudamos en lo que podemos porque formamos parte de un grupo excepcional a los que nos encanta lo mismo y nos involucramos al máximo. Disfrutamos de la moto y del reto que supone una carrera así”.
En las risas y los cometarios de los pilotos venidos de media Europa durante la entrega final de trofeos, encontramos un ejemplo de ambiente cordial al bajar la bandera a cuadros, lo que no es exclusivo del grupo de chicas del equipo We Are Vespark. Algo tendrá la VTR24h para que, todavía cansada y con la mirada puesta en el retorno a casa tras dormir apenas unos minutos durante las últimas 24 horas, Bego esté deseando volver a Zuera para la carrera del próximo año.
Fotos: Mercedes Rodríguez, Carlos Sanz, Fernando García.