La Benda Chinchilla es la nueva moto custom para el carnet A2 que convence al probarla
Benda es otra de esas marcas nuevas, creadas en China, pensando en mercados occidentales. Un caso además curioso. Es de las más recientes, puesto que su historia empieza en el 2016.
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Hangzhou Saturn Power Technology Co, Ltd, su casa matriz se estableció en ese año, desde entonces con la idea clara de ser una nueva marca de vehículos (no sólo motos, hacen también ATV y S&S) y no sólo para Europa. El propio mercado chino ha evolucionado, es enorme y quieren motos más grandes y de calidad.
Y además tiene otra peculiaridad. Como cualquiera de las otras marcas de su competencia seguro que acabarán produciendo muchos tipos de motos. En aquellos comienzos, hace menos de 10 años, lo hicieron.
La estrategia de Benda
Pero su estrategia ahora es peculiar: su gama actual y la que veremos en los próximos tiempos se va a centrar en el tipo de motos que han llegado, esto es, cruiser de media y gran cilindrada. Es un mercado importante en China y fuera de ella y, si hechas un vistazo, quitando Harley-Davidson e Indian que van a un nicho aún más específico, no hay marcas especializadas en este segmento.
Y otra más: son una marca independiente. No pertenecen a ningún grupo anterior ni nada parecido. Tienen ya dos fábricas en China, con una capacidad de producción de esas capaces de asustar a cualquier marca establecida. Pero para su distribución y logística sí han llegado a un acuerdo con un grupo conocido, lo que reportara, tanto a ellos como marca como a nosotros como consumidores, muchos beneficios.
Se han aliado con el grupo Keeway, que será importador de Benda no sólo en España sino que asume la comercialización de estas motos también en Italia, Reino Unido, Hungría, Portugal, Malasia, Indonesia, India, Filipinas, Estados Unidos, Argentina, Chile, Uruguay y Guatemala. De ahí que su página web actual sea www.bendakeeway.com o, si prefieres, bendamotor.es.
Las Benda que llegan
En nuestro país la marca se estrena con tres nuevos modelos en dos plataformas, o más bien, se reestrena, porque ya conocíamos algunas de las motos que han fabricado en estos años. ¿Has visto alguna vez la Keeway V 302 C? La custom de 300 cc con motor V2, llamativa y original.
Eso es una Benda solo que según un acuerdo anterior en España y en otros países, se vendía bajo la conocida marca húngara (sí, no pongas esa cara, Keeway nació en Hungría).
Ahora, ya bajo su marca, empiezan a comercializar tres modelos: Benda Chinchilla 500 V2 y Benda Napoleon Bob 500 por un lado y la espectacular Benda LFC700. Las dos primeras comparten el motor V2 de 475 cc, de desarrollo completamente propio y una parte ciclo muy similar aunque no igual, mientras que la 700 es un proyecto distinto a todo lo que hayas visto hasta ahora.
Unas pinceladas sobre la LFC 700
No hemos podido probar de verdad la nueva Benda LFC700 aunque nos han prometido que podremos hacerlo en breve y contarte cómo se siente. Pero sí la hemos visto, nos hemos conocido, nos hemos sentado, la hemos arrancado e incluso hemos rodado con ella unos pocos metros alrededor de una rotonda; insuficiente para ninguna conclusión válida. Te cuento lo que he visto.
LFC, Line Four Cruiser 700, es su nombre completo. Es grande, masiva, más ancha y larga de lo que parece, con una distancia entre ejes de nada menos que 1.720 mm. Equipa un chasis de aluminio, con un acabado negro y rugoso que le da un tacto especial y diferente. Puede parecer hasta una especie de fibra.
La moto es de líneas rectas y su diseño es, dentro de este estilo cruiser, absolutamente futurista. Por delante preside una toma de aire redonda en el lugar del faro, compuesto por un faro principal rectangular, muy pequeño sobre esa toma y dos pilotos de luz de día en los lados. Lleva un horquilla invertida regulable KYB y pinzas radiales sobre discos de 320 mm, que detienen una moto de 80 CV y 276 kg en seco. Todo un aparato.
Pero lo más llamativo cuando la ves y das la vuelta alrededor de ella es el bestial neumático trasero, seguramente de récord entre las motos de serie de la historia con 315 mm. Más concretamente, lleva una 315/35-18. Y en marcha emite un sonido discreto y muy bonito, el clásico de 4 cilindros en línea, que en este caso sale por cuatro salidas de escape laterales bajo la moto, de formas cuadradas, que dan un toque estético muy especial a esta LFC por su costado derecho.
Probaremos y os contaremos, pero por ahora os adelanto que en una rotonda pequeña no se siente especialmente ágil… como cabría esperar.
Asi son las Benda 500 Cruiser
Chinchilla y Napoleon Bob… Vale. Lo primero que requiere una explicación son estos nombres. Además, es una explicación simpática.
Efectivamente, Chinchilla puede ser el nombre de una especie de roedor con el que hace años, cuando esto era correcto, se hacían abrigos de piel. También es el nombre de algunos pueblos españoles, casualidad que no sé si tiene alguna razón. Y Napoleón es el nombre del famoso emperador francés que quiso conquistar Europa entera hace algo más de 200 años. Bien, pues el nombre de estas motos no tiene nada que ver con todo esto.
Tanto Chinchilla como Napoleon, por si no lo sabías (yo reconozco que no), son razas de gatos. Y en la fábrica Benda tenían, desde que se fundó, por allí viviendo gatos de estas razas a los que los empleados de Benda ya aprecian como miembros básicos del equipo. De ahí estos nombres tan especiales, a los que se añade la partícula «Bob» por el estilo de moto que es esta 500.
Mecánicamente ambas «motos-gato» emplean un motor de desarrollo propio V2 con culatas multiválvulas y doble árbol de levas. Son refrigeradas por agua, aunque para mantener una estética apropiada el radiador, aun sin ir escondido, sí va en el frontal, entre las barras del chasis, de forma bastante discreta y los cilindros imitan esas aletas clásicas.
El motor es de carrera corta (69×63,6 mm) y alcanza los 47 CV legales a 8.800 rpm, con un par de 42 Nm a 6.700 rpm y su respuesta, como luego comentaremos, es simplemente ideal en una moto así. Además, monta un cambio de seis velocidades y transmisión final por correa dentada que suaviza sus reacciones.
El motor es de diseño y fabricación completamente propia. Con nosotros en esta presentación estuvo Li Bo, jefe de diseño de la marca y cofundador de la misma, un tipo con un curriculum impresionante: ha pasado por Audi, Kiska y KTM antes de iniciar este proyecto. Y él nos contaba que el departamento de desarrollo de motores que tiene ahora mismo ocupa la mitad del espacio de las oficinas de una de sus fábricas… que no son pequeñas.
Un motor, dos ciclos, dos motos
La parte ciclo es distinta en las dos nuevas motos. Una de las cosas que es digna de mención y que suele ocurrir con estas nuevas marcas es la sinceridad de sus mandos, a comparación de las marcas más tradicionales.
Ten por seguro que cualquier marca europea o japonesa hubiese insistido hasta el final con que te contásemos que las dos motos son distintos modelos, con distintos desarrollos, con distinta filosofía y que sólo comparten (y esto casi por casualidad) el motor. Bien, en Benda nos lo dijeron claro: las dos motos son prácticamente iguales.
Sin embargo las diferencias son obvias, numerosas e importantes. Las dos llevan el mismo chasis central en tubo de acero. No es un elemento que destaque en absoluto sino que va estéticamente más bien escondido en ambos casos. Se emplean neumáticos enormes sobre todo delante, 150/80-16, y detrás 180/65-16, un tamaño considerable en una moto de 47 CV, ambas sobre llantas de palos.
En los frenos también se repite la receta con discos de 320 mm y 260 mm, con ABS en ambos trenes. Llevan control de tracción desconectable… y aquí acaban los parecidos.
La Chinchilla, la verdadera protagonista de esta presentación y la que hemos probado (la que en buena lógica se llevará gran parte de las ventas), lleva una horquilla invertida delante y detrás un basculante con dos amortiguadores bastante tradicionales. Sus líneas, dentro de una apariencia general bastante moderna y actual, son las clásicas de una custom.
Oscura, con el V2 destacando en el centro, con dos escapes por el lado derecho en paralelo, estriberas adelantadas y un manillar algo ancho, con los espejos en las puntas. El asiento es doble, con el del pasajero en el piso de arriba, aunque no excesivamente alto, sobre una aleta trasera grande, con un fileteado dorado y la firma «benda» -así, en minúsculas- sobre ella. Es una moto aparente y a la vista parece más grande de lo que es, que tampoco es pequeña.
La Napoleon Bob es directamente una Bobber monoplaza, tal y como su nombre indica. Toda la parte trasera se ha modificado, con un asiento en voladizo, muy llamativo, un sólo amortiguador escondido, que deja la zaga más limpia y unas llantas doradas que contrastan con el negro.
El manillar es distinto, una especie de V con las puntas más bajas montado sobre un tren delantero espectacular. Imita una antigua horquilla de paralelogramo pero sólo son unas fundas bajo las que hay una horquilla normal. Esto consigue el efecto óptico deseado sin tener que montar una horquilla de una tecnología anticuada que, como poco, le daría un tacto extraño al tren delantero.
Las dos motos llevan el contacto en un lado de la pipa de dirección, con el bloqueo en una cerrradura aparte en el lado contrario de la moto. Llevan un cuadro en color LCD bien diseñado, de contorno redondo, que no tiene toda la visibilidad que nos gustaría, pero completo.
Llevan pata lateral algo escondida (no ves la punta desde el asiento) pero de fácil accionamiento. La iluminación es de LEDs, con un faro redondo igual en los dos casos, pero con una carcasa diferente, y un enchufe USB para conectar accesorios o cargar el móvil.
Y otra diferencia en un detalle: la Napoleon Bob lleva grabado en los tapones superiores de la horquilla las huellas de uno de esos gatos que dan nombre a estas motos.
Cómo va la Benda Chinchilla 500 V2, una cruiser dinámicamente divertida
Pero al final, lo importante, como en el caso de cualquier moto, es cómo van. Y la que hemos podido probar, la que le hemos hecho unos cuantos kilómetros por las carreteras del Montseny, ha sido la Chinchilla, que no en vano, será de las dos 500 la que tiene más posibilidades de éxito.
Y no porque la Napoleon sea peor moto o no sea un preciosidad, que lo es; es más llamativa y más original que esta pero lo cierto es que es una monoplaza y, por tanto, un poco más especial.
La Chinchilla es una moto que entra por los ojos, si te gusta está estética custom. El motor es sin duda la estrella de la vista lateral, compartida si acaso por los dos escapes paralelos por el lado derecho. Se te irán los ojos después a ese guardabarros trasero, ancho, con la línea dorada y la leyenda con la marca, de estilo muy clásico.
Es una moto grande, pesa 208 kg en vacío, mide entre ejes 1.550 mm pero el asiento está a unos muy accesibles 705 mm en una moto que no es excesivamente ancha.
Una vez sentado ante el manillar, las manos van algo altas pero en una posición que sigues teniendo buenas sensaciones, con los pies adelantados sobre unas estriberas cómodas aunque avanzadas. Y los mandos tienen un tacto perfecto, suave y eficaz, tanto cambio como embrague asistido antirrebote como frenos delantero y trasero.
Con el motor ya en marcha la moto apenas vibra. Emite un sonido ronco y la sensación es la de estar montado en una moto bastante más grande. Es lo que transmite un auténtico V2, claro. En las manos notas esa asistencia del embrague, muy suave y el cambio actúa sin ruidos, sin golpes y con precisión total.
A baja velocidad la moto no maniobra mal. No es una moto especialmente ligera, pero se llega bien al suelo. No gira demasiado, pero tampoco es de esas que la rueda apenas es capaz de moverse hacia los lados. Geometrías, suspensiones y ergonomía están bien estudiadas y sorprende que una moto con un neumático delantero tan grande y con este peso sea capaz de moverse con esta soltura.
Con todo ello, la Chinchilla 500 será una moto agradable en ciudad. El motor tiene mucho par y una respuesta desde abajo muy lineal, progresiva y potente. Unido a la suavidad del embrague, el tacto preciso del cambio y a esa parte ciclo que maniobra muy bien, sólo te queda vigilar que los retrovisores en las puntas del manillar no toquen con los coches entre los que pases.
En autovías o vías rápidas lógicamente la Chinchilla no se encontrará en su elemento. No salimos a nada parecido a una autovía en esta presentación pero lógicamente esa posición de conducción, con una absoluta falta de protección aerodinámica, no es lo mejor para estas lides. Aun así, se declara de forma oficial una velocidad punta de 145 km/h, y me apuesto lo que quieras a que ha sido una declaración muy pesimista de lo que esta moto es capaz.
En la carretera la Benda es capaz de rodar incluso más deprisa y con más eficacia de lo que puedes esperar de una cruiser así. Es noble de chasis, entra en curvas con aplomo y mostrando el agarre que hay en el suelo, con un tacto de frenos perfecto a pesar de su único disco que se demuestra más que suficiente.
Y sale de ellas con contundencia en cuanto abres gas. Te deja salir en marchas algo largas, aprovechando el buen par o subiendo de vueltas una marcha corta, como si fuera una deportiva. El embrague, asistido y antirrebote, unido a esa transmisión por correa, suaviza aún más la respuesta y la moto se percibe, por tanto, muy dulce y confiable de reacciones.
Desde luego, no sería mal motor para hacer una especia de «Mini-Ducati A2», puesto que tiene una respuesta bastante sport y sube de vueltas muy bien, entregando par a lo largo de todo el recorrido del cuentavueltas.
Los límites en estas curvas los ponen, como es habitual en este tipo de motos, las estriberas. Tocas con facilidad hacia ambos lados, eso sí, sin peligro ni problemas. De repente escuchas el rascar del metal en el suelo, lo notas en el pie y, simplemente, sabes que estás cerca de donde puedes llegar a tumbar. Se hace hasta divertido cuando te acostumbras, eso sí, sabiendo que si haces muchos kilómetros así necesitarás considerar los reposapiés como «piezas de desgaste», como los neumáticos o las pastillas: tocas con ellos. No hay avisadores ni nada parecido.
Lo mejor:
-Cruiser A2 divertida de llevar
-Estética llamativa
-Motor V2 auténtico, suave, potente y atractivo
Mejoraría con:
-Más altura libre en curvas
-Pata de cabra con mayor palanca para sacarla
-Cuadro poco visible
Así la vemos:
En carretera: 4
En ciudad: 4
Pasajero: 2
Confort: 4
Equipamiento: 3
Autovía: 4
(De 1 a 5 puntos)
Benda acaba de llegar y, una vez más, demuestra que estas marcas de nueva generación vienen con los deberes hechos. Benda quiere especializarse, por ahora, en el segmento cruiser y su gran apuesta, independientemente de que haya llegado con tres modelos al tiempo, es esta Chinchilla 500.
Quizá el nombre no es el más acertado, o quizá no sea tan malo. El tiempo lo dirá. Pero la moto sí que es una gran moto. Y no es fácil, una vez más, con la limitación legal de 47 CV transmitir sensaciones de segmentos presididos por grandes motos; en este caso hablamos de cruiser, normalmente motos grandes, con mucho par, con una respuesta desde abajo brutal. Y la Chinchilla lo tiene, si no brutal, sí más que suficiente. De hecho, yo diría que sorprendente en una A2.
Además, lo que pueda faltar en ese sentido lo pone en diversión a sus mandos, con una parte ciclo eficiente que permite divertirse en curvas como seguro que no lo haces con una cruiser de 300 kg y 120 Nm de par. Está bien equipada, cómoda para uno solo, con espacio para el pasajero suficiente… Es una moto que permitirá viajar a ritmos de cruiser y que en ciudad será agradable en el día a día. Todo ello a un precio por debajo de esa barrera psicológica de los 6.000 €, es decir, 5.990 €.
