
Paisajes preciosos y buena comida: la ruta en moto que ha desatado el furor en España
Esta ruta por la región acabarán por descubrir parajes naturales únicos y platos extravagantes de auténticos chefs
Explorar un destino con calma, dejarse llevar por sus aromas y recorrerlo al ritmo de la carretera. Esa es la propuesta que ha revolucionado el turismo motero en España. En la Región de Murcia, el viaje se vive con los cinco sentidos.
Paisajes únicos, pueblos con historia y una gastronomía potente lo convierten en un plan irresistible. A lomos de una moto, se abren dos rutas oficiales. Una sigue la línea del Mediterráneo, la otra se adentra en la tierra firme.

Costa Cálida: de Gredas a gambas
La ruta costera arranca en Águilas, donde la gamba roja marca el inicio del recorrido. El puerto, al amanecer, ofrece una escena inolvidable. Si es febrero, el carnaval local añade color y música a la visita.
Camino a Mazarrón, el mirador de Calnegre y las Gredas de Bolnuevo son paradas imprescindibles. El paisaje marino y geológico fascina. Una moraga de sardinas en noviembre cierra con sabor esta etapa.
Cartagena espera con su historia trimilenaria. El Museo del Teatro Romano y el casco antiguo muestran su legado. En Magoga, con Estrella MICHELIN, la cocina cartagenera alcanza su máximo nivel.
La moto avanza hacia Cabo de Palos, ideal para buceo y vistas desde el faro. Luego, San Pedro del Pinatar nos sumerge en tradiciones salazoneras. En el restaurante Juan Mari, los arroces se convierten en el broche de oro.
Tierra adentro: historia, arroz y tradición
La segunda ruta invita a descubrir el interior murciano. Caravaca de la Cruz, con su castillo y la festividad de los Caballos del Vino, es el punto de partida. El paraje natural de las Fuentes del Marqués y sus confituras artesanales endulzan la ruta.
En Cehegín, su conjunto histórico y los dulces de Motolite sorprenden al visitante. Las casas señoriales hablan del pasado. Aquí comienza el recorrido por tierras vinícolas.
Las denominaciones de origen de Jumilla, Yecla y Bullas invitan a una pausa entre viñedos. Cerca, el arroz de Calasparra, regado por el Segura, conecta de nuevo con el mar. De estos campos sale el grano que brilla en platos de costa e interior.

El camino nos lleva al valle de Ricote, con el Mirador Alto de Bayna y el castillo de Blanca. Entre frutales, la carretera se convierte en un paseo entre flores. Los tonos rosados y blancos pintan el paisaje en primavera.
Ya en Murcia capital, el Mercado de Verónicas es parada obligada. Allí se prueban chacinas únicas, herencia de siglos. El zarangollo, las marineras y el pulpo al horno dominan las barras del centro.
Para cerrar la ruta con excelencia, hay que visitar El Palmar. Cabaña Buenavista, con dos Estrellas MICHELIN, es el gran templo de la cocina regional. Pablo González-Conejero reinterpreta la tradición con maestría y producto local.
Murcia demuestra que la buena vida puede recorrerse en moto. Paisajes vibrantes, historia viva y gastronomía auténtica aguardan en cada curva. Solo queda arrancar el motor y dejarse llevar.
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