Casi 1.000 km y cruzando media España: la ruta ideal para los motoristas más valientes

El periodo vacacional ya ha llegado y es hora de encender el motor y lanzarnos a la carretera. Muchos motoristas esperan este momento durante todo el año. Carretera, libertad y paisajes inolvidables son tres palabras que resuenan en la cabeza de muchos.

Pero no todas las rutas valen lo mismo. Algunas están hechas para escapadas rápidas, mientras que otras  son auténticas travesías. Y es precisamente una de estas últimas en la que nos queremos fijar, la Ruta de la Plata.

Una aventura de norte a sur que no te dejará indiferente

Ante la pregunta de cuál es la ruta en moto más apasionante, muchos tienen claro que es la Ruta de la Plata. Se trata de un camino ideal para que los motociclistas den rienda suelta a su pasión. Y todo ello mientras recorren paisajes que cortan la respiración y ciudades y pueblos llenos de magia.

La Ruta de la Plata atraviesa España casi por completo, uniendo la ciudad de Gijón, en Asturias, con Sevilla, en Andalucía. Más de 900 kilómetros de recorrido para los moteros más valientes.

Este trazado no es nuevo, como su mismo nombre indica. Sigue el antiguo camino romano que conectaba Mérida con Astorga, un trayecto cargado de historia y tradición.

Hoy se recorre principalmente por la N-630 y la autovía A-66. Esta última se conoce también como la "Autovía Ruta de la Plata". Modernidad y legado se dan la mano en cada tramo.

Cuatro comunidades autónomas forman parte del itinerario: Asturias, Castilla y León, Extremadura y Andalucía. Siete provincias en total. El cambio de paisajes está garantizado.

Desde los verdes montes del norte hasta la calidez andaluza. Pasando por llanuras, sierras, valles y carreteras con encanto. La variedad es uno de sus grandes atractivos.

Paradas que no puedes perderte

Este recorrido invita a disfrutar con calma, ya que no se trata solo de conducir. También hay que detenerse y saborear cada rincón.

Una de las primeras joyas es Astorga, en León. Allí se mezcla la herencia romana con la arquitectura modernista. Imprescindible su catedral y el Palacio Episcopal.

Más adelante aparece Salamanca, con su casco histórico Patrimonio de la Humanidad. Calles llenas de vida, cultura y un ambiente perfecto para una parada larga.

En Béjar, ya cerca de Extremadura, el paisaje empieza a cambiar. Las montañas, el frescor y las curvas son perfectas para los motoristas y, aquí, cada kilómetro se disfruta.

Plasencia es otra parada obligatoria. Su muralla, su acueducto y su plaza mayor enamoran al viajero. Además, está muy cerca del Valle del Jerte.

El Valle del Jerte merece una mención aparte. Declarado Bien de Interés Cultural, es uno de los paisajes más bonitos de Extremadura. Sobre todo si hay suerte y toca la floración del cerezo.

Ya en el tramo final, Andalucía recibe con los brazos abiertos. Y Sevilla pone el broche de oro. La Giralda, el Guadalquivir y el buen clima esperan al final de la ruta.

Esta ruta no es para cualquiera, ya que es para quienes buscan algo más que kilómetros. Es para los que quieren vivir la carretera con los cinco sentidos. Si eres motorista y aún no tienes plan este verano, ya sabes cuál es tu destino, La Ruta de la Plata te está esperando.