
Javier Calduch, psicólogo deportivo: 'Así puedes optimizar el rendimiento'
Los psicólogos deportivos irrumpen en MotoGP: claves de Javier Calduch para rendir sin miedo ni presión
El motociclismo siempre se ha presentado como un deporte extremo. Velocidad, riesgo y adrenalina son sus ingredientes esenciales. Sin embargo, detrás de cada piloto hay un factor invisible que cada vez gana más protagonismo: la mente.
Durante años, hablar de psicología en el paddock era un tabú: Quien acudía a un especialista era visto como “débil”. Hoy, las cosas han cambiado. La salud mental es ya un pilar fundamental para competir al máximo nivel.

La psicología entra en el mundo del motor
Un ejemplo claro es Jorge Martín, campeón de MotoGP en 2024. El madrileño reconoció que en 2023 perdió la motivación tras no ganar el mundial frente a Pecco Bagnaia. “Ya no quería correr, tenía muchos miedos”, confesó meses antes de lograr su título.
La diferencia llegó cuando decidió acudir a un psicólogo deportivo. Martín admitió que ese paso le permitió reencontrar el equilibrio. La mejoría no solo fue profesional, también personal.
En esa nueva ola de especialistas destaca Javier Calduch. Psicólogo deportivo especializado en motociclismo, trabaja con pilotos como Adrián Huertas o Beatriz Neila. Su labor es clara: optimizar el rendimiento en un deporte tan exigente como peligroso.
“Trabajamos para que el piloto disponga de todos sus recursos mentales y eso repercute también en lo físico y en lo personal”, explica. Calduch insiste en que no hace milagros, sino que facilita herramientas. Herramientas que, en muchos casos, resultan decisivas.
Presión, dinero y lesiones: las tres grandes barreras
El factor económico condiciona gran parte del trabajo. Los pilotos jóvenes sienten que dependen de un solo resultado para seguir compitiendo. Si no hay buenos resultados, no hay patrocinadores.
El psicólogo recuerda que este deporte es caro desde las categorías inferiores. Una temporada de minimotos puede rondar los 3.000 euros. En Moto5, los gastos ascienden hasta los 12.000.

Eso genera ansiedad y presión constante. A diferencia del automovilismo, donde hay más respaldo económico, en motociclismo muchas familias hacen sacrificios enormes. Para los pilotos, el miedo a “quedarse fuera” es permanente.
A ello se suman las lesiones. Un piloto debe lidiar con el dolor y con el recuerdo de lo que podría volver a suceder. “Lo primero es saber si realmente quiere volver a competir”, afirma Calduch.
La pérdida de confianza tras una caída es frecuente. El trabajo consiste en reintroducir al piloto de forma progresiva. Siempre buscando el equilibrio entre rendimiento y seguridad.
En casos extremos, el miedo puede frenar cualquier intento de regreso. Pero Calduch es claro: “Si un piloto tiene miedo, no se subiría a la moto”. El reto es gestionar la conciencia del riesgo sin que bloquee al deportista.
Un deporte con mucho por aprender
Comparado con otros deportes, el motociclismo aún está en fase de madurez. En MotoGP, muchos equipos carecen de fisio, nutricionista o psicólogo. Cada piloto suele diseñar su preparación por cuenta propia.
Calduch cree que este es uno de los grandes déficits del campeonato. El fútbol, por ejemplo, cuenta con estructuras profesionales para cuidar a sus jugadores en todas las áreas. En motociclismo, la falta de metodología es evidente.
“Los pilotos no conocen esas herramientas porque los equipos no las ponen a disposición”, concluye. La mente es, en muchos casos, la clave que marca la diferencia entre ganar o quedarse atrás. Y el paddock lo empieza a entender.
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