
Trucos útiles para motos trail: Lo debes llevar hecho desde casa
Descubre los mejores trucos para tu moto de campo en el taller.
Espero que no te hayas perdido los dos primeros capítulos de esta serie de “Trucos con las trail”. En ellos repasamos lo que te puede salvar en ruta y lo que conviene saber para salir del paso en mitad del campo.
En el primero hablamos de trucos improvisados. Con un poco de ingenio, te pueden sacar de un apuro cuando la moto decide que no quiere seguir avanzando.
En el segundo nos centramos en cómo actuar en plena pista o sendero ante emergencias típicas del off-road.
Hoy cambiamos de escenario y nos metemos en el taller. Porque gran parte de la fiabilidad de tu moto trail empieza mucho antes de arrancar.
Comienza cuando dedicas un rato a revisarla, a ponerla a punto y a realizar pequeñas tareas de mantenimiento. Así te garantizas que luego no haya sorpresas en plena ruta.
Y aquí también hay auténticos trucos de taller que no aparecen en ningún manual. Sin embargo, todos los que rodamos en trail o enduro acabamos aprendiendo con la experiencia.

Cambia los puños con aire comprimido
Los puños en las motos de campo se desgastan muy rápido. Entre caídas inevitables, golpes y el uso continuado, no es extraño que tengas que cambiarlos cada poco tiempo.
Quitarlos suele ser sencillo, especialmente si no piensas reutilizarlos: basta un cúter y fuera. Lo complicado es colocar los nuevos.
Nunca uses aceite ni grasa, porque entonces se girarán en el manillar para siempre. Algunos utilizan agua jabonosa o alcohol: entran fácil y, al secarse, pueden llegar a fijar.
Pero el truco estrella es la laca para el pelo. Al principio hace resbalar el puño y, una vez seca, lo pega con firmeza.
Y si quieres hacerlo aún más fácil, usa aire comprimido: levantas el borde del puño, soplas dentro con la pistola y entra solo.
Que no se muevan
Si esos puños que montaste se giran que parece que lleves dos aceleradores, hay soluciones. Antes de montarlos, haz pequeñas muescas con un cúter o una lima en la superficie del manillar: así la goma tendrá más agarre.
Luego, átalos con un par de vueltas de alambre fino. Lo normal es poner uno en cada extremo y otro en el centro, aprovechando las hendiduras que muchos puños ya traen.
Eso sí, la unión del alambre escóndela hacia dentro del puño y coloca esa zona justo donde apoyan los dedos, nunca la palma. De esta manera, aunque la punta no quede perfectamente enterrada, evitarás que moleste o te clave en la mano.

Quitar óxido sin sudar
El óxido no es un problema que vayas a resolver en plena montaña. Pero cuando desmontas suspensiones, bieletas o ejes en el taller, a veces la sorpresa es desagradable.
Muchos recurren a la lija fina, pero es lento y tedioso. Una técnica más eficaz es la electrólisis.
Basta un cubo con agua y bicarbonato y un trozo de hierro que hará de ánodo. La pieza oxidada conectada al polo negativo de una batería de 12 V o fuente similar.
Dejas este montaje un rato y verás cómo el óxido migra de la pieza al hierro, liberando burbujas y residuos. Después, limpias bien, sacas brillo y la pieza queda como nueva.

Pegatinas que no se rinden
Todos hemos sufrido quitando pegatinas viejas de plásticos o depósitos.
El truco está en aplicar calor. Utiliza un secador potente o una pistola de aire caliente, con cuidado de no pasarte para no quemar la pintura o deformar el plástico. Calientas el adhesivo hasta que se arruga ligeramente y tiras.
Normalmente sale entero. Los restos de pegamento que puedan quedar desaparecen frotando con alcohol, mucho más eficaz y seguro que la gasolina.

Un prefiltro casero
Rodar en polvo fino es el peor enemigo del filtro de aire. Se satura enseguida y luego limpiarlo es un engorro.
Un truco muy práctico consiste en cubrir el filtro original con una media poco tupida. Esa tela actúa como prefiltro, retiene gran parte del polvo y se limpia de forma casi instantánea con un simple sacudido.
Así el motor respira mejor, el filtro original dura más y reduces el número de limpiezas profundas.
Contra el barro pegajoso
El barro es otro clásico de los problemas en enduro y trail: pesa, se pega y cuesta un mundo quitarlo después.
Un truco de taller muy útil es cubrir las zonas propensas, como los guardabarros, con cinta ancha de embalaje transparente. Tras la ruta, retiras la cinta y con ella desaparece el barro.
Otra solución, válida también para bajos y llantas, es aplicar antes de salir una fina capa de lubricante tipo tres en uno. Así el barro se adhiere mucho menos y la limpieza posterior es más rápida.

Engrase automático de cadena
El engrase de la cadena es vital para su duración, sobre todo en motos de campo donde el polvo y el barro aceleran el desgaste.
Engrasar después de cada ruta está bien. Pero si quieres mantener la cadena siempre lubricada, existen sistemas automáticos que van soltando una gota cada pocos segundos.
Y lo mejor es que puedes fabricarte uno casero: usa un viejo depósito de líquido de freno, un manguito, una llave de gasolina y un manguito fino hasta la cadena.
Con el tapón cerrado y la llave abierta, el aceite caerá poco a poco sobre la transmisión.
Asas de cincha para tirar
En una trialera complicada o tras una caída en mala posición, levantar la moto no es tarea fácil.
Con unas simples cinchas atornilladas en la tija inferior delantera y bajo el asiento puedes improvisar unas asas. Serán perfectas para que otros te ayuden a tirar de la moto.
Delante incluso pueden servir para remolcarte unos metros si es necesario.

Manetas que no parten
Las manetas suelen romperse en caídas tontas. Una solución clásica es dejarlas con la brida algo floja para que giren en un golpe. Pero así también se mueven cuando no toca.
El truco está en poner una vuelta de cinta de teflón en el manillar, bajo la brida de cierre. Aprietas con normalidad y queda firme, pero con un punto de deslizamiento en caso de impacto.
Así reduces el riesgo de rotura sin perder seguridad.
Gafas sin vaho
En invierno, las gafas empañadas pueden arruinar una ruta. Hay líquidos específicos, pero también soluciones caseras. Por ejemplo, hacer pequeños orificios en la parte inferior de la montura mejora la ventilación sin que entre agua o barro fácilmente.
Y otro truco curioso: una fina película de lavavajillas aplicada y dejada secar evita que el cristal se empañe. Más limpio que el clásico escupitajo y más eficaz que la patata que se recomendaba antaño.

Retenes que rezuman
Encontrar aceite en las barras de la horquilla suele asustar: lo primero que piensas es que toca cambiar retenes. Pero no siempre es así.
Muchas veces solo hay suciedad en el labio del retén. Antes de desmontar toda la horquilla, prueba a introducir una galga muy fina entre la barra y el retén. Al sacarla, expulsará la suciedad y el retén volverá a sellar correctamente la barra.
Tornillos pasados
Los tornillos redondeados son una pesadilla en cualquier taller casero. Un truco rápido y barato es poner una goma elástica ancha entre el destornillador y la cabeza del tornillo.
La goma aporta el agarre que falta y en muchos casos permite aflojarlo sin más complicaciones.
Plásticos rayados
Los plásticos de una moto trail sufren mucho: ramas, roces, caídas leves y demás.
Para disimular esos rayados, en plásticos tipo "enduro", aplica calor con una pistola de aire a cierta distancia hasta que la superficie se iguale. Luego pasa un paño húmedo para terminar el trabajo.
Muchas rayas desaparecen como por arte de magia.

Roscas dañadas
Una rosca pasada no siempre significa cambiar la pieza. Con pasta epoxi metálica puedes crear una nueva.
Rellenas el orificio, introduces un tornillo viejo previamente engrasado para que no quede fijo, y dejas secar. Al retirarlo tendrás una rosca funcional lista para seguir apretando.
No servirá para apretar una culata, desde luego, pero si una tapa lateral u otra pieza que no precise de mucha presión de apriete.
Y hasta aquí llega este tercer capítulo de trucos con las trail. En el taller también se aprende a base de ingenio, y estas soluciones pueden ahorrarte horas de trabajo o incluso dinero en recambios.
Pero si hay algo que de verdad pone a prueba la paciencia de cualquier trailero son los pinchazos. Y de eso hablaremos en el próximo capítulo, donde recopilaremos los mejores trucos para salir adelante cuando la rueda dice basta.
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