
Aviso a los motoristas de toda España: el riesgo es real y hay que empezar a actuar
La tecnología avanza a paso de gigante y esto también se traslada a las motos, pero los expertos recuerdan los riesgos
Vivimos en una era de transformación tecnológica acelerada, en la que todo está conectado, todo tiene software. Y, en este sentido, las motos no son la excepción.
Hoy una moto ya no es solo un motor entre ruedas. Incorpora electrónica, sensores y conectividad. El resultado: comodidad y eficiencia, pero también nuevos peligros.

Cada vez es más habitual ver motos con ABS, control de tracción, IMU o sistemas Bluetooth. Toda esta tecnología depende del software. Y lo que tiene software, puede ser hackeado.
Los coches ya viven esa realidad desde hace años. Son ordenadores sobre ruedas. Ahora, las motos están empezando a seguir el mismo camino.
El aviso de los expertos sobre las nuevas motocicletas
Una moto moderna ya no se puede entender sin su electrónica. Desde la inyección hasta el ABS, todo pasa por una centralita. Si ese sistema es vulnerado, las consecuencias pueden ser graves.
En Japón, el Gobierno ya ha dado el primer paso. El Ministerio de Transporte exige homologaciones específicas de ciberseguridad para las motos.
Eso implica que una moto podrá ser rechazada si no demuestra que es segura frente a ataques digitales. Como ya pasó con las normativas de emisiones, algunos modelos podrían dejar de fabricarse.
En Europa también se está actuando. La norma UN R155, creada por la ONU, será clave para el sector. Las marcas ya están advertidas: el software debe ser seguro desde el diseño hasta el fin de la vida útil.

Tu moto se actualiza sola, pero ¿a qué precio?
El término de moda es Software-Defined Vehicle (SDV). Significa que lo que antes era mecánico ahora es código. Las motos están entrando de lleno en esa definición.
Ya es obligatorio que incluyan OBD (Diagnóstico de a bordo). Y algunas pueden recibir actualizaciones automáticas por wifi. Esto se conoce como SOTA (Software Over The Air).
Esa conectividad es útil, pero también es una puerta abierta. A través del Bluetooth o el wifi, alguien podría acceder a tu moto y manipularla sin que lo sepas.
El gasto mundial en ciberseguridad superó los 200.000 millones de dólares el año pasado. El motivo es claro: el riesgo es real y creciente. Y no afecta solo a ordenadores o móviles, también a vehículos.
Una moto cuyo ABS deje de funcionar por un hackeo no es solo un fallo técnico. Es una amenaza directa a la vida del conductor. Por eso, los fabricantes deberán invertir más en protección digital.

Eso tendrá consecuencias. Las motos podrían encarecerse. Incluso podríamos ver cómo desaparecen modelos que no pueden adaptarse a las nuevas exigencias.
El futuro nos lleva a pagar por antivirus, incluso en nuestras motos. Como ocurre con el móvil, podrías tener que actualizar el sistema o suscribirte a un servicio.
La digitalización tiene ventajas, pero también nos obliga a cambiar el chip. No basta con revisar frenos o neumáticos. Habrá que vigilar también el software.
Motoristas de toda España, el aviso está sobre la mesa. El hackeo de motos no es ciencia ficción. Es una amenaza que ya preocupa a gobiernos y fabricantes.
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