
La policía lo confirma: esta es una de las multas que más ponen a los motoristas
Las autoridades confirman que una de las sanciones más comunes no se aplica con la moto en marcha, sino estacionada
La imagen es habitual en muchas ciudades españolas. Los motoristas no paran de hacerlo y los viandantes lo sufren. Un gesto que para muchos conductores es rutina, pero que puede salir bastante caro.
Cada vez más municipios están endureciendo los controles a las motos. Y no se trata solo de liberar espacio. Lo que se busca es proteger la movilidad y seguridad de los peatones.

Multas frecuentes por un hábito muy común
Una de las infracciones más repetidas por parte de los motoristas es aparcar en la acera. Muchas veces, estos vehículos se dejan atados al mobiliario urbano. Aunque parezca inofensivo, esta práctica está penalizada.
La ley es clara: si una moto mide más de 3,5 metros de largo, no puede aparcar en aceras. Si lo hace, el conductor se expone a una sanción de 30 euros. Esta cantidad puede parecer baja, pero se suma fácilmente si hay reincidencia.
Ahora bien, si la moto bloquea el paso de los peatones, la sanción es mucho más alta. En ese caso, la multa asciende a 200 euros. Este castigo se aplica independientemente del tamaño del vehículo.

¿Por qué se sanciona tanto?
El objetivo principal es garantizar el paso libre a peatones. Las motos mal aparcadas pueden impedir el acceso a personas con movilidad reducida. También dificultan la circulación de carritos o coches de bebé.
Además, atar el vehículo a elementos urbanos puede deteriorar el mobiliario. Y en muchos casos, esto provoca molestias visuales o genera conflictos en zonas con alta densidad de paso.
Las ciudades cada vez priorizan más el uso del espacio público. Se intenta equilibrar el uso entre peatones, ciclistas y vehículos a motor. Por eso, se penalizan comportamientos que interfieren con esta convivencia.
Muchas veces, los motoristas justifican este tipo de aparcamiento por la falta de espacio. Sin embargo, eso no exime de responsabilidad ni elimina la posibilidad de sanción. La ley no hace excepciones por falta de plazas.
Otro error habitual es pensar que, por ser una moto ligera, se puede aparcar en cualquier rincón. Pero el reglamento no distingue entre scooter o gran cilindrada. Lo importante es no obstruir el tránsito peatonal ni usar mobiliario urbano como soporte.
En algunas ciudades ya se están utilizando cámaras o agentes de movilidad para controlar estas infracciones. Las sanciones no solo se aplican en zonas céntricas, sino también en barrios residenciales. El mensaje es claro: no importa dónde, hay que cumplir las normas.

¿Dónde se puede aparcar entonces?
La recomendación es buscar zonas habilitadas para motos. Muchas ciudades cuentan con aparcamientos específicos en calzada. También existen áreas delimitadas en algunas aceras, siempre que esté señalizado.
Si no se ve una zona clara, lo mejor es evitar cualquier lugar que pueda obstruir el paso. Incluso si parece que no molesta, la interpretación del agente puede ser distinta. Y la multa puede llegar igualmente.
Estacionar con responsabilidad es parte de una buena conducción. Además de evitar sanciones, contribuye a una ciudad más accesible. Y al final, mejora la convivencia entre todos los usuarios de la vía pública.
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