
Probamos el mejor maxiscooter fabricado jamás en sus casi 25 años de historia
Indiscutible rey de los scooters deportivos, el Yamaha TMax logra lo imposible: mejorarse a sí mismo
Imagino que, si tienes carnet de moto desde hace un tiempo, en algún momento de tu vida has probado un Yamaha TMax. No en vano es el rey de los scooters, la referencia absoluta del segmento desde hace muchos años.
Y se han vendido un buen montón de ellos. Según datos oficiales de la marca, cuando se lanzó esta última generación del TMax, ya llevaban entregadas 330.000 unidades desde 2001, año en que nació. Según la propia marca, es una de las motos de más éxito y, por tanto, más importantes de sus 70 años de historia.

Si lo has probado, convendrás conmigo en que es un gran scooter y que tiene poco que ver con uno estándar, de motor trasero sobre el basculante. Y pocos de los que han llevado motor central se le acercan en prestaciones, suavidad y polivalencia. Y no, no soy ningún fan de este scooter. Pero me encanta.
Pequeña historia de un gran scooter
Pero no siempre fue así. De hecho, fui de los pocos críticos con él en aquellas primeras generaciones. Todo el mundo decía maravillas de aquellos primeros Yamaha TMax con chasis de acero. Pero lo único que hacía bien era correr mucho. Mucho más que cualquier otro scooter.
Y vale, lo reconozco: era estable y noble. Pero grande. Muy grande. Excesivo en ciudad, donde, metido entre semáforos, recordaba más a una FJR que a un scooter. Y frenaba lo justo, en aquella primera versión con un solo disco.
Un par de generaciones después llegó el primer “monocasco”. Un nuevo chasis de aluminio le quitaba peso y tamaño, al tiempo que mejoraba sus prestaciones. Ya llevaba, de antes, dos discos, y ahora era mucho más compacto. Ahora sí se sentía como un scooter de verdad en ciudad y como una moto sport ligera en carretera. Asombroso.

Llegarían después las versiones 530. Mayor cilindrada, buscando mejor respuesta y par según se apretaban las normas anticontaminación. Nunca ha querido ir mucho más allá de esos 47 CV del carnet A2. No hacía falta por prestaciones y, lógicamente, mantiene una mayor base de clientes.
Y empezamos a criticar el equipamiento: que si la horquilla invertida, que si la iluminación LED, la llave de proximidad... etc. Llegaría, por supuesto.
Lo hizo con aquel TMax con los botones sobre la parte delantera del asiento y con varias versiones, para que eligieses entre equipamiento o precio. Pero volvieron las críticas por el tamaño. Eso obligaba a sentarte más atrás y el scooter se sentía, de nuevo, más grande y pesado. Marcha atrás y volvemos al asiento “largo”. Y nueva cilindrada: vamos a por los 560 para la Euro 5.
CÓMO ES: el mejor Yamaha TMax... una vez más
Ahora vamos con una nueva generación (creo que la octava, aunque depende un tanto de cuáles quieras contar como “generación” o simple versión anual). Sigue siendo el 560 que ya conocíamos, lo hace en dos versiones (estándar y Tech Max) y vuelve a convertirse en el mejor de la historia. Como casi siempre.
Ya desde alguna de las versiones 530 repetimos lo de “el mejor TMax de la historia”. Y siempre es verdad, aunque no es fácil: siempre ha sido muy bueno.

Y no debe de ser fácil para Yamaha hacer un TMax mejor. Cada dos años, aproximadamente, toca renovación. Y sí, colores, algunas formas de carrocería, retoques de motor para no perder nada con las “apreturas” de la anticontaminación y, quizá, puesta al día del equipamiento.
Porque es muy difícil —por no decir imposible— hacer un scooter más agradable, suave y polivalente en su uso normal. Y más efectivo y divertido en conducción deportiva.
El mejor TMax conserva la base mecánica intacta
El motor sigue siendo el bicilíndrico en línea de 562 cc, con distribución DOHC y refrigeración líquida, anclado al chasis mediante soportes elásticos, que se presentó en la generación anterior. Sigue entregando la misma potencia, los 47 CV que sirven de límite para el A2, con un par máximo de 55,7 Nm.
Tampoco se ha modificado la transmisión por correa dentada ni el variador, pero sí se ha afinado el embrague, que sigue siendo multidisco centrífugo automático.
Dentro del motor se ha trabajado en la admisión, buscando una entrega de potencia más lineal, suave y precisa, además de un sonido más agradable en aceleración. Pocos cambios, como ves, en una unidad más que probada, que mejora la sensación general sin alterar sus cifras ni su fiabilidad contrastada.

Y tampoco hay grandes cambios en una parte ciclo eficaz y del tamaño justo para un scooter como este. La base sigue siendo ese chasis doble viga de aluminio —en otras ocasiones definido también como monocasco—, que va apoyado en una horquilla invertida de 41 mm y una suspensión trasera con monoamortiguador escondido bajo el scooter, progresiva gracias a un sistema de bieletas.
Mantiene las llantas de 15 pulgadas delante, que le otorgan un buen equilibrio entre precisión, agilidad y estabilidad. Sigue recurriendo a dos discos delanteros de 267 mm con pinzas radiales y a uno trasero de 282 mm, con el mando del freno de estacionamiento en la parte izquierda del manillar.
¿Y dónde está lo nuevo? IMU, estética y parte del equipamiento
La novedad más destacada es la incorporación de una IMU de seis ejes, que permite implementar un nuevo ABS en curva. Esta plataforma inercial también se emplea ahora para aportar datos más precisos al control de tracción, mejorando su eficacia. No iba mal. Ahora va perfecto.
Se ha actualizado el cuadro TFT en color, de 7 pulgadas. Por supuesto, ya contaba con conectividad con el móvil y navegación Garmin integrada, pero ahora permite elegir entre tres estilos de visualización diferentes.
Y mantiene la llave inteligente que permite el arranque sin contacto, desbloquea el asiento, el tapón del depósito e incluso el original sistema antirrobo del caballete central: con el scooter bloqueado, no baja del mismo.

Y todo esto es para cualquiera de los TMax, porque el elegante Tech Max, tope de gama, añade elementos como el parabrisas regulable eléctricamente con un recorrido de 110 mm, puños y asiento calefactables, control de crucero, retroiluminación en los mandos y ajuste de la suspensión trasera.
Estéticamente, el Yamaha TMax 2025 se ha retocado en detalles sin perder su esencia ni imagen de familia. El frontal ha sido rediseñado con una doble óptica LED más afilada y agresiva, acompañada de nuevas luces diurnas.
Los clásicos paneles laterales tipo “boomerang”, el colín elevado, el escape lateral con salida oblicua y el asiento escalonado de dos niveles mantienen las líneas maestras del diseño anterior, pero todo el conjunto parece ahora más compacto, refinado y mejor resuelto.
Bajo el asiento sigue habiendo espacio suficiente para un casco integral o dos jets. Es, sin duda, el mismo scooter deportivo de siempre, pero llevado a un nuevo nivel de sofisticación.
CÓMO VA EL YAMAHA TMAX 2025: Pero sigue siendo el rey
Tal y como decía el mariachi famoso, el Yamaha TMax sigue siendo el referente entre los scooters. No solo por precio, que impresiona, o por su equipamiento y prestaciones, sino porque presenta un comportamiento que no solo convence por lo práctico y funcional, sino también por las sensaciones que transmite en marcha. Sigue siendo un scooter Premium en todos los sentidos.

Desde los primeros metros, lo que más sorprende es la suavidad con la que todo sucede. La entrega del motor bicilíndrico paralelo es fina, sin sacudidas ni brusquedades, con una progresividad que hace muy cómodo el uso diario, incluso en trayectos cortos y urbanos.
El tacto del acelerador electrónico es muy preciso, y se nota una gestión refinada de la transmisión, que reduce esas inercias típicas del cambio por variador, sobre todo en maniobras de parar y arrancar.
Sigue habiendo ese botón de cambio de modo, con dos curvas de potencia. Y sigue siendo, igual que antes, poco útil. Siempre es suave; si quieres salir rápido, abre fuerte el gas. Si no, hazlo despacio. No necesitas dos modos, en absoluto.
Un gran scooter en la ciudad, una buena motocicleta sport en las curvas
Dentro de un entorno urbano se muestra como lo que es: un scooter. Y, por tanto, es ágil y fácil de llevar. No es pequeño, pero, una vez que te haces a su tamaño, descubres que gira en muy poco espacio y que los cambios de dirección se hacen con mucha naturalidad.
El manillar alto y el asiento bajo permiten tener buena visibilidad del tráfico y moverse con soltura entre coches, a pesar de sus dimensiones. Y la ergonomía, desde que volvió a perder los botones sobre el asiento, sigue siendo uno de sus puntos fuertes, con una posición de conducción relajada y natural, que permite tanto ir con los pies adelantados como más recogidos.
Las suspensiones tienen un tarado firme, pero filtran bien las irregularidades del asfalto urbano y hacen que el conjunto transmita aplomo en todo momento, incluso sobre adoquines o pasos de peatones elevados.

Cuando sales a carretera abierta, el Yamaha TMax cambia de registro. Deja de ser un scooter sin más para pasar a ser una moto ligera, sport y fácil. Es distinto a todo lo que hayas llevado.
En tramos revirados, se comporta con una agilidad sorprendente. Entra en curva con precisión, mantiene la trazada sin esfuerzo y permite inclinar con confianza.
La horquilla invertida y el amortiguador trasero trabajan con eficacia. No hay rebotes ni oscilaciones; el TMax pisa con seguridad y transmite con total fiabilidad al conductor todo lo que sucede bajo las ruedas.
La distribución de pesos, equilibrada, y el bajo centro de gravedad favorecen que se sienta ligero en cambios de dirección rápidos, permitiendo un ritmo muy alto, más propio de una ligera deportiva que de un scooter automático de más de 200 kilos.
La frenada, potente y dosificable, es otro de los aspectos que destacan en este tipo de conducción más dinámica. Los dos discos delanteros con pinzas radiales muerden con fuerza y permiten detener el conjunto con eficacia, incluso en apoyos fuertes, siempre asistidos por un ABS ahora aún más eficaz y preciso.
En la autovía: cómodo, rápido y eficaz
En la autovía, el Yamaha TMax sigue brillando, como ha hecho siempre, por estabilidad y confort. Es un scooter que invita a viajar porque es cómodo.
La cúpula no es regulable de forma sencilla en el TMax estándar que hemos probado; te recuerdo que en el Tech Max sí lo es, de forma eléctrica. En este puedes cambiarla con una llave Allen, sin muchos problemas.
En la posición más alta, con mi 1,65 de estatura, se producen turbulencias tras la cúpula a alta velocidad que incomodan un poco. Abajo del todo, sin embargo, para mí es suficiente, y esa desagradable sensación de que te empujen la cabeza hacia delante desaparece.
El motor tiene una entrega lineal y contundente que permite cruceros legales e incluso algo por encima sin quejas ni vibraciones. El asiento es cómodo tanto para el conductor como para el pasajero, y la plataforma permite cambiar de postura durante el viaje.

Por tanto, el Yamaha TMax 2025 sigue siendo uno de los pocos scooters que consigue ofrecer sensaciones de conducción comparables a las de una moto convencional, pero con las ventajas prácticas de un vehículo automático.
Es fácil en ciudad, divertido en curvas y cómodo en carretera. Además, está construido con un nivel de calidad y atención al detalle que, si no justifica totalmente su precio, al menos sí lo distingue como el mejor scooter del mercado. Sobre todo si valoras el equilibrio entre dinamismo, confort y tecnología que ofrece este scooter, ahora único en su categoría.
Lo mejor
-Comportamiento dinámico excepcional: moto en lo deportivo, scooter en lo urbano.
-Calidad de acabados y terminación absolutamente premium.
-Ergonomía y comodidad en cualquier circunstancia.
Mejoraríamos
-Precio: 14.299 € para un scooter; hay motos naked y trail de 1.000 cc más equipadas y baratas.
-La capacidad de carga bajo el asiento es limitada.

ASÍ VEMOS EL YAMAHA TMAX 2025
En carretera: 5
En ciudad: 4
Pasajero: 4
Confort: 5
Equipamiento: 3
Autovía: 5
(Puntuación entre 1 y 5)
No hay nada como un Yamaha TMax. Si buscas un scooter divertido de llevar, con capacidad de viajar, que siga el ritmo de una deportiva media en las curvas, pero que te lleve a trabajar todos los días como si fuese un 125 cc, solo hay uno capaz de hacerlo. Y ese privilegio hay que pagarlo. BMW se le acercó; KYMCO también. Pero solo el TMax es el TMax.
Cada vez más suave, sin perder efectividad ni prestaciones, bien equipado, aunque con carencias como una pantalla regulable en marcha que no sé si un precio de más de 14.000 € justifica. Por sus ventas, no hay discusión: su PVP no es un problema para Yamaha. Y ello gracias a erigirse como un scooter rápido en carretera, cómodo en autovía y ágil en ciudad. El mejor scooter del mercado, sin duda.
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